Ficha del libro.
Tipos raros. Juan Pérez Zúñiga. Con
monos de “Zuñiguita”.
Colección “Alegría”. Volumen IX. Administración
del «Noticiero – Guía de Madrid». Velázquez, 67. 1904.
Es propiedad.
Est. tip-lit., de F. Rodríguez Ojeda. – Montera, 10, Madrid. 1904.
Juan Pérez Zúñiga nace en Madrid el 18 de
octubre de 1860; el año que publica este libro, es pues, en el que cumple 44
años.
Ya es todo un personaje
reconocido en el mundo literario en general, y en el de la literatura festiva
en particular.
Está casado, tiene tres hijos y
trabaja para la administración del Estado.
Uno de sus hijos, precisamente (Julio
Pérez Maffei) es quien ilustra el libro con sus monos, palabra que el
diccionario de la RAE define como dibujo rápido y poco elaborado, pero
que a mí, en el caso que nos ocupa, me parecen de una extraordinaria factura.
La palabra mono no le hace justicia.
Transcribimos a continuación el prólogo
o introducción del libro que lleva por título A los lectores.
A los lectores.
Desde que a
uno le traen de París, mejor o peor embalado; esto es, desde que a uno le echa
al mundo su señora madre (o alguna tía por delegación de aquella) hasta que a
Dios le plugue, o le plegue, o le pliega separarle del resto de los mortales de
necesidad, se ve uno rodeado de innumerables tipos verdaderamente dignos de
estudio.
En el
transcurso de mi vida, que ya va teniendo tanto de larga como de estrecha, he
tropezado con muchos de ellos, cuyas extravagancias no he echado en saco roto;
por el contrario, fijando mi atención en todos y desechando los demasiados vulgares,
he formado la presente sarta de tipos curiosos, mostrando a cada uno como
protagonista de algo que pone de relieve su peculiar rareza, o simplemente
refiriendo cuatro detalles de su manera de ser.
¿Cuál ha sido
el objeto de mi tarea?
Proporcionar a
ustedes un rato de distracción.
¿Qué no lo
consigo? Buscaré una guitarra y entonaré delante de ustedes el «yo pecador…» ¿Qué
logro mi propósito con el libro TIPOS RAROS?. Pues como todos tenemos rarezas y
manías, resultará que habremos puesto de manifiesto una vez más yo mi manía
de escribir para ustedes y ustedes la rareza de leer lo que yo escribo.
Ya basta de preámbulo…
y ahí van lo tipos. Son pocos, pero bien avenidos… con la realidad.
Esta es, por
lo menos, la opinión de mi apreciable familia.
Juan Pérez
Zúñiga.
Comentarios.
A mí me supone un gran entretenimiento el
diseccionar los textos de Zúñiga en cuanto al vocabulario y giros utilizados,
así como a las expresiones o frases hechas o más o menos pergeñadas con doble
sentido y humor. Este es el caso que se da cuando dice que le pudo traer al
mundo una tía suya por delegación de su madre. Esta forma de humor no le es
desconocida a la gente de mi generación, y con ella nos parece estar viendo a
Gila pegado a su teléfono negro, o también a Tip y Col bajo su chistera y bombín
respectivamente.
Palabras como plugue, arcaica forma de conjugar el placer, nos lleva a descubrir que decir «hasta que a Dios le plugue» es lo mismo que decir «hasta que a Dios que le plazca».
«Separarles del resto de los mortales», bien está dicho para referirse al momento en que Dios nos lleva junto Él, pero ese añadido «de necesidad» denota el carácter burlón del autor, como recordándonos que la muerte no tiene remedio. Vamos, que la muerte es mortal de necesidad.
Su vida, nos
dice, va teniendo tanto de larga como de estrecha, señalándonos que
a la par de años su vida se adorna con estrecheces, penurias, algo que nos
cuesta creer sucediera, conociendo su trayectoria, por lo menos hasta sus
últimos años ya en la guerra.
Echar algo en
un saco roto es obviarlo, olvidarlo, y Zúñiga no lo hace con las rarezas o
maneras de ser de esos tipos raros que ha coleccionado.
Termina
jugando con las palabras manía y rareza. La primera para definir
su afición por escribir, y la segunda, para constatar, con algo de falsedad o
humildad oculta, la extrañeza que siente al saber que alguien le lee. Y nos
confiesa que los tipos que nos trae son todos bien avenidos y nos deja en suspense
el aclarar con quién o con qué están bien avenidos. Pues con la realidad. Para
Zúñiga es fácil, pues, que nos encontremos con gente así, con gente como sus Tipos Raros.
Los tipos
raros descritos por Juan Pérez Zúñiga en el volumen que comentamos son:
I.
El tonto de capirote.
II.
La musicófoba.
III.
El que vive prensado.
IV.
La preguntona.
V.
El perpetuo inamovible.
VI.
El romero consecuente.
VII.
El del orfeón.
VIII.
La supersticiosa.
IX.
El peluquero sensible.
X.
El escritor iluso.
XI.
El hombre pesado.
XII.
El amante de las flores.
XIII.
El perfecto ayunador.
XIV.
La enemiga de la electricidad.
XV.
Los que disfrazan al nene.
XVI.
El hombre fogoso.
XVII.
Ruiz el energúmeno.
Iremos comentando cada día uno.