domingo, 25 de junio de 2023

Desahogos tristes de un escritor festivo

 

26 de junio de 2023


Juan Pérez Zúñiga (1)

En 1922, Juan Pérez Zúñiga, escritor festivo hoy algo injustamente olvidado, publicó en la editorial Renacimiento y dentro de una colección que pretendía reunir sus obras completas, el libro titulado Desahogos particulares. (2)

Contaba Zúñiga ya con 62 años de vida y confesaba en una entrevista por esas fechas que «durante cuarenta y tres años he estrujado y retorcido mi entendimiento día por día». (3)

Damos fe de ello pues tenemos constancia de que por entonces llevaba ya más de treinta libros publicados e incontables colaboraciones en la prensa.

En la introducción de Desahogos particulares el autor con el título de «A los lectores míos (más o menos benévolos o píos)», nos confiesa que entre las composiciones que contiene se encuentran «las únicas poesías escritas en serio por este vuestro seguro servidor.»

Pues bien, en este pequeño rincón quiero elegir dos de las seis que componen el apartado Desahogos tristes, del mencionado libro. Se trata de las poesías tituladas A la muerte de Vital Aza y Lágrimas ocultas.

En la primera de ellas está clara su intención y dedicatoria. Vital Aza (4) fue quien le dio el primer impulso para dedicarse a lo labor que le hizo famoso —la literatura festiva— dándole la oportunidad de escribir en el periódico Madrid cómico, en cuyas páginas se estrenó el 9 de mayo de 1880 con su composición en prosa titulada Un adorno (5).

La segunda está dedicada a su hija María y se publicó en la revista Miscelánea el 16 de diciembre de 1900, (6) y como veremos es de una profunda y conmovedora sensibilidad poética.

Conozcámoslas.                                                                       

A la muerte de Vital Aza

                      Vital Aza

¿Cómo podré olvidar yo

que mi querido Vital

vida en las letras me dio

y siempre fiel me guio

con su consejo leal?

Lo dijo así en un diario:

«Me envanezco, por mi fe,

de este honor extraordinario:

soy comadrón literario

de Zúñiga (J.P)»

Sin sus ruegos insistentes,

yo es fácil que no pasara

de hacer versos inocentes

para alguna novia o para

saludar a mis parientes.

Sin sus consejos no hubiera

yo escrito un libro siquiera.

Le debo, por descontado,

lo que escribiendo he ganado

durante mi vida entera.

Y gracias a su bondad

mis versos son como son,

pues me infiltró de verdad

algo de facilidad

en la versificación.

Sus comedias ostentaban

lenguaje puro y sencillo,

y allí donde se estrenaban

sus obras regocijaban

al viejo como al chiquillo

y al sabio como al estulto;

lo que él decía era, en suma,

correcto, gracioso y culto.

¡Jamás el grosero insulto

brotó de su amena pluma!

Ya no existe el que era así.

Su muerte anoche sentí

con indecible dolor,

y hoy que es un día, lector,

de gran duelo para mí,

en vez de aplicar el estro (6)

a mis alegres coplillas,

yo, que en fingir no estoy diestro,

lloro a mi pobre maestro

en estas breves quintillas,

mojando, con aflicción,

mi pluma, ante la visión

de tan sagrados despojos,

en lágrimas de los ojos

y en sangre del corazón.

Lágrimas ocultas.

A mi hija (8)

 

¿Piensas que es, pobre hija mía,

franca siempre mi alegría,

porque jamás me ves triste,

y vivo explotando el chiste?

¡Cómo te engañas, María!...

¿Me ves trabajar contento?

Pues siempre, al coger la pluma,

camina mi pensamiento

entre una chanza que invento

y un malestar que me abruma.

Suele ser mi malestar

hijo de penas y apuros

que no puedo remediar,

pues por los trances más duros

me obliga Dios a pasar.

¡Cuántos días de amargura

pasé fingiendo ventura!

Sí, ¡cuántos, mientras tu madre,

tus hermanos o mi padre

ardían en calentura,

disimulando temores

y dominando dolores

tuve que hacer que en mi mente

surgiera el chiste corriente

pedido por mis lectores!

De la muerte en el dintel

te vi un día; y aquel día,

llorando sobre el papel,

¡hice chistes a granel

para comer, vida mía!

¿Y crees que es desdicha escasa

llorando escribir en guasa?

Pues mayor pena no cabe.

¡Eso, niña, no lo sabe

nadie más que el que lo pasa!

Aunque me sienta morir,

tal sacrificio es forzoso;

pero al ver que hago reír,

da todo el mundo en decir

que soy un hombre dichoso.

Esto creen, y no hacen bien,

y es porque no consideran

que en mí hay lágrimas también,

¡lágrimas que ya quisieran

ser de esas que todos ven!

Esas acusan un duelo

que puede encontrar consuelo

si alguno en ellas repara

y hacen un surco en la cara

que pronto borra el pañuelo;

pero las otras que, ardientes,

brotan como avergonzadas

y se ocultan a las gentes

entre risas aparentes

y venturas no gozadas,

¡esas, no sabes, María,

todo lo amargas que son;

porque un día y otro día

caen hacia dentro, hija mía,

y abrasan el corazón!

Esto es todo, por hoy. Espero haya gustado y enternecido. En verdad estas composiciones retratan la personalidad de un hombre entrañable, de una persona por la que hubiéramos dado lo que fuera por compartir momentos, palabras y gestos. De un lado, la honra y el homenaje hacia el maestro, el agradecimiento del que fue en su día aprendiz y es ya hoy consagrada figura, hacia la persona que le sacó del nido de la inexperiencia y le empujó a volar por los cielos de la literatura con audacia y con pasión. Y, por el otro, la carta cariñosa, el reconocimiento sincero a su hija, haciéndola ver que su padre, el gran Zúñiga que tanto hace reír en los periódicos, también llora, también sufre y también debe esforzarse día a día para que en sus festivas palabras no se dejen asomar sus sentires dolorosos.

Hasta la próxima


(1). - Fotografía de Juan Pérez Zúñiga. Gentileza de Charo Martín-Moreno, biznieta de Juan Pérez Zúñiga. Archivo familiar. 

(2). - Desahogos particulares. Editorial Renacimiento. Obras Completas de Juan Pérez Zúñiga. Tomo IX.

(3). - Entrevista que concede al periodista E. Estévez Ortega de la revista Buen Humor el 12 de noviembre de 1922 (Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España)

(4). - Vital Aza Álvarez-Buylla (Pola de Lena, 28 de abril de 1851 – Madrid, 13 de diciembre de 1912). Médico, escritor, comediógrafo, periodista, poeta y humorista español. (Wikipedia)

(5). - Madrid cómico del 9 de mayo de 1880. Páginas 5-6. (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura y Deporte)

(6). - Miscelánea del 16 de diciembre de 1900 (Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España)

(7). - Estro: Inspiración ardiente del poeta o del artista. (RAE)

(8). - Juan Pérez Zúñiga, casado con Aurora Maffei Gómez, tuvo tres hijos: Julio, María y Rafael.  

 

 El próximo día hablaremos algo más de su primera aparición en la prensa en 1874. Mientras... seguiremos indagando sobre su vida y su obra. 

 

 

 

 

 

 

 

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