En el Bosquejo de Memorias que Juan Pérez Zúñiga nos ha legado, nos dice:
«…en Diciembre de 1876, falleció mi madre, y a ella dediqué los
primeros versos que me fueron publicados; y lo fueron en un periódico titulado
“El Iris”, redactado por jóvenes».
Debemos
decir que esta publicación no la hemos encontrado todavía; (¡viva el
optimismo!), y que hasta ahora teníamos anotada como primera publicación la
aparecida en el Madrid cómico el 9 de mayo de 1880, con el título de «Un
adorno.» [Ver la primera publicación de este blog del día 25 de junio de este
año.]
Pero
como esto de la búsqueda en los archivos es algo para tomar con mucha paciencia
y esmerado tino, y se da el caso de que por más que estén digitalizados no resultan ni una panacea ni la purga de Benito, aquí estamos hoy entusiasmados porque hemos
topado con otros dos documentos más antiguos que el mencionado del Madrid Cómico.
La
clave de todo este tejemaneje indagador está en las palabras que escribamos en
el campo “búsqueda”, y, por supuesto, en la atención que pongamos sobre los
resultados que nos vayan surgiendo, pues hay palabras que nos aparecen muchísimas
veces trastocadas de alguna manera y un “Pérez” puede verse con signos y
grafías intercalados que lo camuflan en un proceloso mar de datos,
v.g., P+erez o Péres, o incluso Jerez; y quien dice un “Pérez”, dice un
“Zúñiga” (Zuniga, Zunica; etc.), o incluso un “Juan” (Xuan, huan, etc.).
Y
tras este prolegómeno explicativo en el que a punto he estado de perderme, me
rindo ante la nueva evidencia y anuncio el hallazgo de los dos nuevos textos de Juan Pérez
Zúñiga encontrados en La correspondencia de los niños, semanario
dominical consagrado a los educandos de ambos sexos, con
domicilio en la calle Leganitos, 38, principal.
De
este periódico la Hemeroteca Digital de la BNE conserva todos sus números (un
total de 44) que van desde el 9 de abril de 1876 hasta el 4 de febrero de 1877,
fecha en la que fue sustituido por otro llamado La Correspondencia de la
Juventud del que se conservan 18 ejemplares, todos de 1877.
La obra que viene a ser ahora la más tempranera aparición de Zúñiga en la prensa lleva el título de Epitafios, se publicó en La Correspondencia de los niños el 4 de junio de 1876 y está formada por un par de sencillas composiciones poéticas festivas producto de la mente de un adolescente Zúñiga que a la sazón tan solo tenía 15 años.
Helas
aquí:
Epitafios
—¡Qué
larga que es esta losa!
—¿En
qué consiste la cosa
si
el difunto bajo era?
—Tuvo
la idea famosa
de
enterrarse con chistera.
----------------------------------
Yace
aquí el pobre Marcial
de
ideas republicano,
que
se murió muy ufano
cantando
la marcha real.
La vida de nuestro Juan no es que esté relacionada con el humor, no, es que tuvo su fundamento en esa cualidad humana tan necesaria, desde nuestro punto de vista, para sobrellevar las penas del valle de lágrimas en donde nos pusieron nuestros primeros padres (¡Caray con el Adán y la Eva!).
Pues bien, en los días en que Zúñiga presumía de lozanía y juventud, y comenzaba sus pinitos literarios y sus contactos universitarios, en las páginas de los periódicos veíamos muchas muestras de humor, y secciones que tenían como finalidad entretener a los lectores. Eran páginas con acertijos, preguntas culturales, símiles (los famosos “en que se parecen tal y tal”), charadas y jeroglíficos ante los que me gustaría ver a los aficionados de hoy pues son verdaderos cuadros formados de preciosas y precisas ilustraciones que escondían largas y sentenciosas frases. En definitiva se trataba de páginas que más adelante pasaron a denominarse pasatiempos.
Pues bien, la
segunda obra en el tiempo de la producción de Pérez Zúñiga tiene que ver con
esta faceta de entretenimiento que recogen las páginas de los periódicos. En concreto
con las Charadas y la escribe el 24 de septiembre de 1876 en el mismo periódico en que apareció la
primera.
Con anterioridad,
en ese mismo medio, podemos leer con fecha 30 de julio de ese año las Reglas
charadísticas. Una serie de diez puntos en donde los responsables del periódico
explican las normas a las que hay que atenerse para escribir charadas, que,
como dice su primer punto, se trata de una especie de acertijo o enigma.
Pero para no cansar al personal y evitar perdernos en divagaciones innecesarias, traemos aquí a
continuación las mencionadas normas o reglas:
«Reglas charadísticas.
1.- Es la charada una especie de acertijo o enigma que consiste en
combinar las sílabas de una palabra formando otra y otras cuyo significado debe
expresarse.
2.- Es sílaba, toda letra o conjunto de letras que se pronuncien en un
solo tiempo, o sea, con una sola emisión de voz, considerando en consecuencia,
que los diptongos y triptongos constituyen siempre una sola sílaba.
3.- Las charadas pueden ser en prosa, en verso o mixtas y admiten todo
género de metros y de formas.
4.- Para designar las sílabas se usan de expresiones numérales y ordinales
v.g., una, prima, primera; dos,
segunda; tres, tercia, tercera;
etc., etc., y también pueden llamarse inicial, última,
final, terminal, penúltima, antepenúltima,
etc., etc.
5.- Para designar la palabra que encierra la solución de la charada se emplean
todo, total, conjunto, palabra, expresión,
vocablo, etc., etc.
6.- Tanto las sílabas cuanto el todo de las
charadas deben subrayarse para evitar confusiones.
7.- Como regla general no deben emplearse expresiones de jerga o germanía,
ni voces provinciales, extranjeras o técnicas; pero en caso de usarlas es necesario
advertirlo en el texto de la charada, especificando con toda claridad su origen
y la clase a que pertenecen.
8.- Los apellidos no deben usarse a menos que sean muy conocidos.
9.- Si se hace mención de una letra es conveniente expresar
si es vocal o consonante.
10.- Son permitidas las siguientes licencias: llamar letra K a la sílaba
Ca; B a Be; Ch a Che; P a Pe; sustituir a Be por Ve; Ge por Je; Ce por Ze y viceversa,
y hacer caso omiso de la H u otra letra que no se pronuncie.
Téngase, empero, entendido que la charada será tanto más perfecta cuanto
menos licencias se tome el autor y menos contraríe los principios establecidos
en estas reglas.»
A estas reglas yo añadiría que el orden con el que se anuncian las sílabas
encriptadas es el orden en el que aparecen en la palabra a descubrir.
Y viajando hacia delante, volvamos, al periódico en el que Zúñiga escribió
su charada, que es esta, y que si se toman su tiempo, podrán tener como
ejemplo, toda vez, que acto seguido les doy la solución.
Hace el ave en su nido
Primera y cuarta.
La cuarta repetida
Fuiste en la infancia.
Segunda y quinta
Es flor que huele mucho
Y es muy bonita.
De la escala una nota
Nombra la quinta.
Y el todo de los chicos
Es la delicia.
Es tan sencillo
Que si tú no lo aciertas
No eres muy listo.
Juan Pérez Zúñiga.
Solución: POLICHINELA
Trabajen un poco la sesera (como ha hecho su humilde servidor) para
llegar a entender este curioso pasatiempo que hoy ha desaparecido prácticamente
de los periódicos y, por supuesto, no ha hecho acto de presencia (que yo sepa)
en los nuevos medios de comunicación que el bueno de Zúñiga ni soñaba pudieran
llegar a existir algún día.
Siendo la tercia
par
Y dos
y una de Portugal mujer
Con el todo
me despido
Esperando pronto
volver.
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